Autor

Autor: Maestro Andreas

miércoles, 2 de enero de 2013

Capítulo XXVI


Sergo se sentía impotente para parar el flujo de leche que le subía a la punta de la polla y no podía dejar que le saliese mientras el amo no le permitiese vaciar sus cojones.
Y el conde seguía dándole por culo sin parar ni dejar que el chico recuperase el aliento entre jadeo y gemido.
Y viendo el conde que el esclavo se vertía sin remedio, le dijo entre dientes con tono amenazador: “Como te corras te capo y no vuelves a meterla ni en el culo de Guzmán ni en ningún otro; aprieta los huevos o la punta del capullo, pero no te atrevas a soltar ni una gota de semen”.

Y al chaval se le cortó la meada, como se dice vulgarmente, pero en lugar de orina lo que se le quedó a medio camino en la uretra fue su leche.
Al poco rato el conde se apeó del esclavo sin echar ni una gota de esperma y le sacó del culo su verga inflamada y con el glande amoratado por la presión de la sangre, dejándole el ano escocido y rojo como una guindilla.

Y lo arrastró por un brazo fuera del lecho, tirándolo al suelo como un despojo que se desprecia una vez usado.
Y nada más hacer eso, dijo en voz alta y sonora: “Ahora te toca a ti, Guzmán... Y empezaré por darte una zurra para calentarte la carne... Quiero notar en mis muslos como hierve tu sangre mientras te jodo el culo. Póstrate ante tu amo, que a una zorra de tu talla ha de catarla quien mejor sabe hacerlo. Y tú, Ramiro, no pierdas detalle de todo lo que le haré a este esclavo y ni se te ocurra cascártela o correrte antes de que yo te llene las tripas. Reserva tu leche porque vas a necesitar una buena cantidad dentro de muy poco. y vete haciéndote a la idea de que en breve tu culo ya nunca volverá a ser el mismo. Si ahora está muy cerrado, luego se te abrirá al sólo contacto de la cabeza de un capullo. Y ese agujero tan prieto y pequeño, se dilatará fácilmente en cuanto te la meta y  saque unas cuantas veces antes de preñarte... Pero no sufras en balde ni temas demasiado por si te hago daño al romperte el virgo. Antes te caldearé bien el cuerpo y tus nalgas estarán más que receptivas para notar el roce de mi cipote en la raja que las separa. Y puedo anticiparte que el ojete se te abrirá solo en cuanto presione con mi verga para entrar en tu cuerpo... Ven y ponte muy cerca de mí, porque quiero que veas con detalle como uso a este otro que tanto deseas tocar y poseer. Tanto, que ya estás deseando que te la clave a ti también y puedas saber por qué ellos gozan como perras cuando les dan por el culo sin remilgos y apretando fuerte para sentir como se la meten hasta el fondo de las entrañas”.

Y así como decía esto, el conde le daba de mamar su polla al mancebo y le provocaba arcadas al tocarle la garganta con la punta del carajo.
Guzmán se atragantaba y se puso rojo como una fresa y sudaba además de llorar y moquear como un crío desconsolado por un castigo duro, pero seguramente muy merecido.
Ramiro envidió aquel gusto que tenía que estar sintiendo el conde en su polla, pero de buena gana invertiría las tornas y se pondría a gatas ante el mancebo para mamársela a él y sacarle toda la simiente que estaba acumulando en los apretados y apetecibles testículos.


A ese chico, los huevos de Guzmán le parecían ricas confituras que deseaba lamer y paladear muy despacio antes de tragarlas.
Y el pene de ese bello esclavo, le gustaba más que el mejor de los dulces de miel o almíbar.
Cualquier parte de ese muchacho le gustaba y estaba loco por probarla.
Pero la que más le atraía, ya fuese para besarla o morderla o recorrerla con la lengua untándola de saliva, era toda el área del ano y la región interior de la raja del culo, desde los cojones hasta la espalda.
Ese territorio para él inexplorado todavía era su meta dorada y su obsesión, incluso más que meterle el rabo por el orificio que imaginaba precioso.
Y en realidad, el hecho de entrar con su verga en el culo del mancebo, a Ramiro le parecía que tal éxtasis solamente lo podría alcanzar estando ya en el paraíso; y no tenía noticia de que siguiese habiendo uno terrenal como al principio de los tiempos lo hubo, según afirmaban los frailes que se decía en los textos sagrados.

Nuño agarró con las dos manos la nuca del mancebo y le insertó de golpe la verga hasta el fondo de la boca como queriendo traspasarle la cabeza y sacársela por el cogote.
Y Guzmán cayó de bruces al suelo cuando el amo se la sacó con la misma violencia y rapidez conque se la había metido.
El chico quedó tirado a los pies del amo sin atreverse a levantar la vista y ocultando los lagrimones que caían de sus ojos y se juntaban sobre los labios con los mocos espumosos que le salían por la nariz.
Y notó el pie del conde pisándole el cráneo como si fuese una pieza recién abatida durante la montería.

Todo aquello era confuso para Ramiro, pero sin saber la razón le excitaba el trato que el conde le estaba dando al mancebo y sentía una doble inclinación a ser él el dominado y el dominador al mismo tiempo.
Y de repente sintió la abrasadora mirada del señor y un escalofrío le recorrió la espina dorsal hasta notarlo mucho más nítidamente en el centro del culo.


Fue como si el ojete presintiese ya lo que iba a sucederle en breves momentos. Pero lejos de asustarse por ello, Ramiro se encendió aún más y su miembro respondió escupiendo más babilla que un bebe al salirle los dientes.
Y los dientes de la perversión era lo que le estaban creciendo al muchacho viendo como trataba y dominaba el conde a sus esclavos, queriendo ser también uno de ellos, pero, por otra parte, deseando gozar igualmente de ese cuerpo hermoso que ahora yacía sobre el piso de la estancia como un pobre animal aguardando a ser desollado a medio morir.

Y no era la piel lo que le quitaría el conde a su esclavo, pues esa era una de sus mejores prendas, sino que lo utilizaría para quitarle al otro el rígido rictus en su rostro de tener todavía un culo sin estrenar por otro macho.
Y eso equivalía a arrancarle la piel que cubría su hombría y dejar al aire el vicio y el ansia de rabo que podía tener cualquier zorra al oler el sexo de un semental.

Porque a Ramiro ya le hacia hervir la sangre y el semen ese tufo agridulce que desprendían los cojones del conde, al igual que los suyos y los de esos otros mozos que le servían como perros esclavos, pero mucho más intenso que el de todos ellos, quizás por ser el macho dominante y al que le sudaban más por el esfuerzo y el desgaste al darles por el culo a esos chavales.

Y es que indudablemente tenia su morbo ver a unos tíos jóvenes, tan viriles y fornidos, doblarse ante ese otro tan masculino, ofreciéndole el ano para darle placer sometiéndose a su dominio y antojo.
Y esa escena de acatamiento y sumisión de esos muchachos ante su amo y señor, alimentaba la concupiscente lujuria del conde, lo mismo que la de los mozos que le servían como objetos para su gozo.
 Con la particularidad que, aún tratándose de un verdadero apetito carnal, que podría calificarse de desordenado por algunos o deshonesto, según el pensamiento de la religión imperante, para Nuño y sus esclavos no era más que una forma de vida bien meditada y aceptada por ellos, que les llevaba a entender el sexo entre hombres aprovechando todo el potencial erótico de sus cuerpos en plena efervescencia hormonal.

Y pronto supo el mancebo y el resto lo que venía a continuación en el programa del conde.
Nuño se agachó y levantó con sus manos al mancebo. y se sentó en el borde de lecho tumbando al esclavo sobre las rodillas y boca abajo.
Los otros miraban expectantes, aunque ya adivinaban la zurra en las nalgas que le iba a caer a su compañero.
Y sin decir ni una palabra más, el conde descargó el primer azote con su mano abierta en el trasero de Guzmán.
Resonó como una maza en el parche de un timbal y el chico se quejó, pero aceptó el golpe tragándose el dolor y el rápido escozor que se agolpaba en su carne colorada.

Sergo hubiese dado la vida por sustituir a Guzmán y recibir la paliza en su lugar, pero a un esclavo no le estaba permitido tener sentimientos de ese tipo y debía aguantar impasible la tortura ajena como soportar estoicamente la sufrida en su propia carne.
Y no era el único que estaba padeciendo el dolor del mancebo, puesto que Ramiro estaba a punto de hablar sin permiso y dejar que del interior de su alma saliese lo que estaba deseando decirle al conde.

3 comentarios:

  1. ¡¡Ohhh,pero que barbaro,ahora si que se puso DE MIEDO!!! .............¡¡Pero que excelente manera de iniciar el año,...gracias Maestro y mis saludos para usted y para ti Stephan un beso,y de nuevo gracias ,espero con nervios la continuación!!!!

    ResponderEliminar
  2. Hoy,en mi lado del mundo aún estamos ha sábado 5,...entré pensando que podrían haber actualizado la historia,no fue así por lo que he vuelto ha leer el capitulo,lo cual me llevó ha darme cuenta de lo siguiente:
    Primero lo que ya sabíamos,nunca habrá amor mas significativamente complejo,(y conste que no intento disminuir ninguno)que el de un esclavo y su señor.Esa relación tan,tan arrolladoramente mágica,tan sublime, de verdadera entrega,confianza,humildad,aceptación por parte de uno y atención ,responsabilidad,control,cuidado,protección.......uuuuuuuuuuuffffff,son tantos e infinitos matices lo que edifica este tipo de amor que realmente se podría escribir un libro para así "intentar" plasmar el significado de un lazo como éste.en el cual cada persona podría contribuir con algo nuevo.
    Como sea ,mi punto es que por medio de estas letras ,(y perdón por entrar en divagaciones)quiero mencionar cuanto ADMIRO, VALORO Y AGRADEZCO a todos los seres de este mundo que han decidido tomar el importante y significativo rol de ESCLAVOS en una relación ya que sin ustedes jamás se lograría un "TODO"en un verdadero vínculo (valga la redundancia)ENTRE ESCLAVO Y SEÑOR.
    Mis respetos a su trabajo Maestro,y para ti un beso Stephan,mis saludos y hasta pronto.

    ResponderEliminar
  3. hola... he leído todos los capítulos de esta historia... las dos primeras partes muy entretenidas, en la 3ra no puedo dejar de notar que absolutamente todos los esclavos de este gran amo son clones con diferencias solamente físicas... ya que si no siguiera el hilo de la historia no sabría cual es cual pues todos los esclavos utilizan las mismas palabras... y obvio, todos terminan dando el culo a este amo y señor ni siquiera el guerrero vikingo se salva, (no puede introducir a otro garañón? que no termine abriendo las piernas al conde?)y no se si la idea es la de crear un super macho ya este dichoso conde les da por lo menos de a 2 cogidas por día a todos sus esclavos... eso quiere decir que eyacula mas de 10 veces al dia! joder... bueno tengamos en cuenta que el día solo tiene 24 horas y no creo q en esos tiempos haya tenido mas...

    ResponderEliminar