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Autor: Maestro Andreas

viernes, 28 de diciembre de 2012

Capítulo XXV

 Casi desprendían vaho las pollas de los dos chavales al meterlas en el agua fría.
Primero la sumergió Iñigo y la tuvo un rato dentro para enfriar el ardor de huevos que tenía; y tras él lo hizo Ramiro sin dejar de mirar como goteaba la pija del otro muchacho al retirarse de la palangana para dejarle sitio libre a él y pudiese refrescar bien el miembro y los geniales, hinchados y colorados como dos tomates de huerto.


Y el conde llamó a su lado a Sergo y éste se acercó al amo mirando al suelo más por la vergüenza de ser follado delante de Ramiro que por acatamiento o respeto a su señor.
Todavía tenía el prurito de ser demasiado hombre con quienes no fuesen el mancebo o el propio conde; y poner el culo como una puta ofrece el coño para que la jodan, le daba reparo si otro macho que no fuese el amo o los otros dos esclavos pudiese presenciar la follada y saber que en realidad le gustaba y se retorcía como una zarza al llegar el momento álgido del orgasmo y no de dolor por ser penetrado con violencia, sino de puro vicio y gustazo al sentir moverse una polla dentro de su cuerpo.

Su pene segregaba precum en cantidad y le costaba mucho no eyacular antes de que se lo consintiese el amo.
Con el mancebo era diferente, porque no había dominio y sumisión entre ellos y hacían el amor hasta que ambos, sin necesidad de decir nada, se corrían al mismo tiempo viéndose a los ojos o besándose, o quizás mordisqueándose en el cuello como dos cachorros que aún no saben que sus dientes pueden ser armas mortales para otros si han de cazarlos para sobrevivir.

Nuño sujetó a Sergo rodeándole el cuello con su brazo izquierdo, como si fuese una res, y le obligó a inclinarse hacia delante doblando el espinazo. Y el conde se dirigió otra vez a Ramiro: “Mira bien este ejemplar. Esta es carne para hombres hechos! Un verdadero espécimen de esa raza de fieros guerreros tan certeros como contundentes para matar o follar... Es fuerte como un buey y luchando sin más armas que sus manos vencería a un toro por muy bravo que fuese. Pero tiene los cojones como el más bravo de la dehesa. Y como un semental, su esperma es de pura casta para preñar, aunque en lugar de vacas sean hermosas zorras como esa joya que todavía espera para ser usado. Mi bello esclavo de piel color de miel y ojos tan profundos como los tuyos y luminosos como una noche de luna llena. Pero ese es un manjar al que todavía no le ha llegado su turno. Centrémonos en esta otra maravilla de la naturaleza, cuya espalda, rematada por esas cachas potentes y robustas, es un regalo que quiso hacerle al no darle más fortuna que un físico estupendo.

Y no digamos estas mollas de los muslos y piernas. Son jamones curados al aire frío de los montes y magro puro sin apenas vetas de grasa. Morder esta pieza es algo indescriptible, porque es tan resistente su encarnadura que te daña las encías si aprietas muy fuerte... Acércate, Ramiro y pasa la mano abierta desde la nuca hasta el principio del culo... Un lomo perfecto para montarlo. Pero si acercas la nariz a la raja, entonces ya no sólo querrás cubrirlo para aparearte con él, sino que querrás cabalgar a todo galope apretándole a fondo en los ijares. Y ya ves, sólo es mi esclavo por amor a ese otro que tú deseas también. Y ese otro solamente es un capricho creado por la naturaleza para mí complacencia. No es que sea mi esclavo, sino que es un modelo genial modelado según mi deseo y para mi placer. Y para poder rozarlo y mucho más pretender gozarlo, antes debes sacrificar tu libertad, tu dignidad y orgullo y cualquier prenda que consideres preciosa y querida para ti. Empezando por la virginidad de tu ano y tu boca. Porque si aspiras a yacer con alguno de mis esclavos tienes que serlo tú también y renunciar a todo lo que recuerde tu vida anterior... No serás otra cosa que un animal de mi propiedad y puede que menos apreciado por mí que el peor de mis perros de caza. Pero también puedo estimarte en lo que vales y merezcas y te convierta en uno de mis predilectos como lo son ellos. Y quizás ese delirio que persigues y te quita el sueño se haga realidad con forma de la suave y delicada carne de mi mancebo. Y si te esmeras como ya espero, serás mi bocado preferido en esta fiesta de la que eres el invitado de honor... Pero no adelantemos acontecimientos y volvamos con esta criatura que soporta el yugo de mi brazo con la misma paciencia y docilidad que se somete a mi poder... Es el único hasta ahora al que le concedí el privilegio de meter la verga dentro del culo de mis esclavos preferidos. Sólo cuando yo lo permito, naturalmente. Ya que si lo hiciese de motu propio y sin contar con mi autorización, perdería sus atributos de un hachazo. Gozar el mismo placer que el amo tiene sus riesgos y su sacrificio sino se cumple como es debido la voluntad del señor... Lo entiendes, Ramiro?”

El chico estaba rojo como una granada y si le hiciesen un tajo en su corteza se desgranaría de puro maduro que estaba para ceder ante la presión del conde y ofrecerse a él para que lo tomase como esclavo y le rompiese el culo de una vez.

Y respondió: “ Si, señor. sé cual es el precio y las consecuencias inevitables que vendrán después”.
Pero Nuño aún quería ponerlo más caliente y colocarlo en el disparadero para no fallar y acertar en el centro de la diana.
A Ramiro no le quedaba capacidad de resistencia y hasta le latía el esfínter con la misma intensidad que a Sergo, que ya lo tenía expuesto para ser usado por su dueño.

Y el conde agarró al vikingo por las orejas y le ordenó que le mamase el rabo hasta que notase el sabor salado que anunciase la pronta salida de su leche.
Y a Ramiro le empezó a manar un hilo continuo de suero pegajoso que alcanzó el suelo con rapidez.
Y Sergo chupaba con esmero y ahínco poniendo todos sus sentidos en la verga del amo.
Y notó en el paladar ese gusto saladillo previo a la eyaculación del conde en su boca y lo miró solicitando permiso para seguir y tragar, mas el amo no se lo dio y se la retiró bruscamente dándole una torta en todo un carrillo.

Pero Sergo no se inmutó ni se movió y aguantó de rodillas a que el amo manifestase su deseo.
Guzmán, al lado de Iñigo, veía como Ramiro era llevado por el callejón hasta el chiquero de donde no podría salir si no era marcha atrás.
Y ni así le sería posible, puesto que el amo bajaría la trampilla cortándole la retirada al chaval.

El culo de Ramiro ya olía a la polla de Nuño y, aún sin haberle llegado el momento, el mancebo ya veía como su amo se la clavaba entera sin darle tiempo ni a respirar hondo para no sentir un dolor tan agudo al dejar de ser virgen.
Y se fijó en lo bello que era ese muchacho y en el cuerpo tan bien hecho que tenía y lo muy masculino que resultaba ese vello algo rizado, negro y brillante, que tapizaba tan sugestivamente sus miembros y algo del pecho.

Y detuvo la vista en el felpudo rizado y muy oscuro que ahora lo partía en dos su polla tiesa y perdida por las babas que escurrían por ella.


Y el mancebo se dio perfecta cuenta que ese rapaz estaba a punto de estallar y sin que su amo se lo ordenase, cogió una jofaina con agua y se la echó entera encima de los genitales para amainar el furor que consumía las bolas de Ramiro.

Nuño miró a Guzmán requiriendo la causa de su acción, pero lo entendió al ver la sorpresa dibujada en la cara de Ramiro y el consiguiente estupor que mostró el chico con la pija pingando, pero igual de dura y levantada que antes del chaparrón.

Y el conde empujó a Sergo hacia la cama y tirándolo de bruces sobre ella lo montó separándole con violencia las patas y obligándole con sus propias manos a levantar el culo para metérsela entera sin más calentamientos ni dilatación.

El chico gritó con la primera embestida, que no la esperaba tan profunda ni violenta, y se recuperó de inmediato para aflojar mejor el ano y dejar que el amo lo follase a su antojo, aguantando los empellones como la mejor de sus rameras.

Y al ver Ramiro esa forma de follar un culo, notó que el suyo se humedecía y le temblaron las piernas temiendo no poder soportar un trato igual.

Sin embargo, el culo de Guzmán merecía la pena cualquier esfuerzo y sufrimiento por grande y doloroso que fuera.

2 comentarios:

  1. Yo he estado leyendo toda la saga del Conde, una pieza maravillosa de la lectura erotica, una creación fabulosa del Maestro Andreas, si olvidar el trabajo fantástico de Stephan, por supuesto cumpliendo órdenes de su Dueño Maestro German. Los saludo a todos, desde Brasil. Me encanta muchíssimo toda la historia. Certamente en el año nuevo tendremos mucho más calentura por leer esta fantástica saga. A mi me pondría de rodillas para ofrecerme esclavo al Conde y hacer parte de su jauría.

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    1. Muchas gracias Floripa por los elogios, que en el caso del Maestro Andreas son merecidísimos.
      Bom ano para você e para todos os brasileiros bonitos!

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